jueves, 1 de septiembre de 2011

Capitulo nueve - ¿que me ha pasado?


Eresh seguía dormido junto a su placida e incómoda cama, realmente tenía unas ganas enormes de despertarlo, porque en ocasiones anteriores era el que me solía despertar, y no de una manera muy serena.
Pero antes de que pudiera hacer nada, el solo abrió los ojos y empezó a incorporarse poco a poco, haciendo gestos de dolor tocándose al mismo tiempo la zona baja de la espalda.
 -¿Cómo te encuentras Eresh? – pregunte haciendo referencia a su dolor lumbar.
Siguió incorporándose, a la vez que respondía a mi pregunta.
 -Dormir aquí no ayuda mucho que digamos, pero bueno, si todo sale bien, hoy será la última noche que durmamos aquí.
Eresh retiro la manta y termino de incorporarse.
 -Salga bien, o salga mal – Continúe diciendo – Creo que hoy será nuestra última noche en esta habitación.
No solíamos hablar de este tema, pero aun menos delante de las chicas, aun así él y yo sabíamos de sobra que si nos salía mal, posiblemente, nos matarían, o en el mejor caso, vendidos como esclavos.
Pero no era momento de pensar en lo negativo, teníamos un gran día por delante, y muchas cosas en las que pensar.
Cogimos todas nuestras cosas, metimos en los sacos todo lo que pensábamos que nos seria de utilidad una vez fuera de allí, no queríamos tener una mala experiencia una vez fuéramos libres.
Tanto pensar en libertad, me empezaron a recorrer dudas por mi cuerpo, que haríamos, a donde iríamos, donde estábamos,…
Pero como ya os dije, no era hora de pensar en eso, así que despejando mi mente de esos pensamientos, me levante de la cama, recogí mi saco, y salimos por la puerta.
Primero salió Eresh, luego yo, al salir eche una mirada atrás, aunque no había muy buenos ratos en mis recuerdos de ese lugar, los pocos que había eran de los mejores.
No sabía por qué ahora me estaba recorriendo por el cuerpo una extraña sensación de cómo si fuera a echar todo esto de menos, porque la verdad, no seria así.
 -Rothen, lento rezagado  - Susurro Eresh – Si quieres quedarte, quédate, pero yo tengo prisa.
Hice una mueca de sonrisa y dejando a atrás la habitación, seguí a Eresh rumbo al cuarto de baño de las niñas.
Esta vez no íbamos a entrar allí para lavarnos, si no porque allí era donde habíamos quedado con Lavfy y con Irayde para irnos todos juntos al patio, donde nos recogerían para irnos a las minas.
Llegamos a la entrada del baño, donde como siempre nos pasaba, teníamos que ir entrando esquivando todo tipo de “cosas” que habían en el suelo.
 -Llegáis un poco tarde – comento Lavfy – pero bueno démonos prisa, no tenemos tiempo que perder.
Salimos por la escalera que estaba en frente del cuarto de baño, bajamos todos los escalones en silencio, y en silencio, llegamos hasta patio, donde efectivamente, ya nos estaban esperando para irnos.
Los cuatro íbamos con la cabeza agachada intentando pasar desapercibidos lo máximo posible.
El guarda que dirigía el carro, nos amarro las manos y los pies con cadenas, y nos montamos en el carro.
El hombre subió al carro he hizo un gesto para los animales echaran a andar.
Salimos del recinto, y a partir de ese momento, todo iba a comenzar.
Para comenzar, la primera tarea correspondía a Irayde, nos conto que de pequeña, su padre era herrero, le enseño como se podían abrir los candados o como doblar los grietes de las cadenas con un simple palo de madera.
Todos nos quedamos mirando como Irayde sacaba de su bolsa un trozo de alambre pequeño y delgado, y como empezó a doblarlo y a meterlo poco a poco por la ranura del candado.
La verdad, y nunca se lo dije, pero no me fiaba mucho de que eso pudiera salir bien, pero en el mismo instante que pensé que no podría salir bien, el alambre se rompió, y obviamente, no salió.
Los tres pusimos caras de horror, menos Irayde, que haciéndonos un gesto para que mantuviéramos el silencio saco poco a poco otra varilla de metal que tenía en la bolsa, esta era un poco más gruesa que la anterior.
Continuo con su ejercicio para poder abrir el candado, y después de varios giros, vueltas, y meter y sacar el palito, consiguió abrir el candado.
Ahora una vez que ella consiguió abrir el suyo, nos conto que los demás eran más fáciles de abrir porque ya sabía como hacerlo.
En poco más de media hora consiguió abrir todos los candados de las manos y otra media hora en abrir todos los candados de los pies.
Teníamos que continuar con el plan, tal y como estaba previsto.
Ahora era la parte más crucial, teníamos que clavarle al guarda una piedra que nosotros mismo habíamos afilado, pero tenía que ser un golpe mortal.
Pero no iba a ser tan fácil, el guarda llevaba una especie de capa que le cubría la zona de la nuca, que era donde pensábamos darle el golpe.
Antes habíamos pensado hacerlo en la cabeza, ya que sabíamos que estaría desprotegida, pero por mi experiencia en la matanza de animales, sabia de sobra que para dar un golpe que fuera mortal en varios minutos, tendríamos que dárselo, o en el cuello, o en la nuca, buscando la columna vertebral.
Saque de la mochila un trozo de tela que había cortado, para usarlo como apoyo para hacer más fuerza al clavar la piedra, colocando la parte afilada por fuera de la tela, y a la vez enrollando la tela en mi mano, por si no salía bien, que la piedra no se escapara o saliera disparada a algún sitio.
Todos me miraban, esperando a que hiciera mi parte del plan, pero por desgracia ni siquiera yo estaba totalmente seguro de que iba salir bien. La verdad es que de todos era el que más negatividad pero insistencia ponía en el plan.
Hice un gesto a Irayde para que justo en el momento en que que yo fuera a clavarle la piedra, ella le apartara la capa de la zona de la nuca.
Me arme de valor y valentía y moví el brazo donde tenía colocada la piedra (el derecho) hacia atrás, esquivando a Eresh que estaba sentado a mi lado, y con todas las fuerzas que pude usar en ese momento, desplace el brazo a la mayor velocidad que pude, y por mi fortuna, acertando justo al lado derecho de la nuca del guarda.
El hombre empezó a retorcerse de dolor, mientas yo aguantaba la piedra en el cuello, y Eresh me ayudaba a intentar meter la piedra mas y mas.
Con Eresh encima mía intentando retener al guarda lo máximo del tiempo posible, hasta que este perdiera sus fuerzas, vi como el guarda movía brutamente el brazo derecho hacia atrás con todas sus fuerzas intentando alcanzarnos a alguno de nosotros, por desgracia acabo alcanzo a Irayde.
El brazo del guarda fue a parar a la cara, y con la misma fuerza fue despedida hacia atrás cayendo fuera del carruaje.
Lavfy salto del carruaje para atender a Irayde.
Eresh se quedo mirando como al caer Lavfy empezó a dar vueltas en el suelo a causa de que la carreta ahora iba a mayor velocidad que antes.
Mientas tanto nosotros dos captábamos como poco a poco el guarda perdía sus fuerzas, por lo que Eresh le soltó un instante para mirar atrás y observar a Irayde y Lavfy, pero parecer ser que al guarda aún le quedaban fuerzas pues saco una daga de su bota y fue a impactar en mi costado, por suerte el impacto no fue profundo, más bien era superficial, por lo que de un grito llame a Eresh para que siguiera ayudándome.
Con la daga colgando en mis ropas, lo saque, y decidí clavársela al guarda cerca de la zona de los riñones, por suerte hacerte, pues el guarda, con un grito de dolor, cayó al suelo, y la carreta se detuvo.
Me abalance sobre el guarda para poder arrebatarle la daga para poder usarla posiblemente en otra ocasión.
Mirando atrás vi como Eresh ya se había ido en busca de Irayde y de Lavfy para saber cómo estarían. Recogí todas nuestras cosas que estaban en la carreta, mas algunas cuantas del guarda y fui a reunirme con ellos.
 - parece que no soy tan estúpido como pensábamos – fue lo primero que se me ocurrió en ese momento.
 - No te creas Rothen, - dijo Lavfy mientas sostenía junto a Eresh a Irayde - ¿Qué te ha pasado en el costado?
 - Parece que el guarda aun tenias fuerzas – señalando a Irayde, continúe diciendo – pero parece que tú has acabo como yo ¿no?, todo cubierto de sangre.
 - No tiene nada roto,  - dijo Eresh justo cuando terminamos de juntarnos todos – todo está en su sitio.
 - Si, eso parece, es mas la cantidad de sangre que la caída en tal – Dijo Irayde con la voz un poco rara, seria por el golpe que se había llevado en la boca.
Repartí el equipo entre todos, a cada uno su mochila, mas algunas cosas que me había quedado yo del guarda.
 - Sera mejor que busquemos el rio, y nos dirijamos a su nacimiento – comento Eresh – así encontraremos las montañas, será mejor que las crucemos cuanto antes, tardaran como mucho medio día en darse cuenta de todo lo que ha pasado.
Sin más dilación, nos dirigimos al norte, en busca del rio, no solo por las montañas, porque las montañas las podíamos ver desde donde estábamos, sino que teníamos que recoger agua, y posiblemente buscar comida cerca de él.
Empezamos a caminar, mientras, por dentro, todos teníamos la misma sensación de alegría y de nerviosismo, porque no sabíamos que nos esperaba ahora.
Esta era la peor parte del plan, no sabía que haríamos, posiblemente iríamos a algún pueblo, o algo, a vivir una vida relaja y tranquila.
Pero por ahora teníamos que centrarnos en lo que estaba pasando en ese instante, debíamos encontrar el rio lo más rápido posible. El tiempo fue pasando rápidamente, y sin darnos apenas cuenta, habían pasado varias horas desde que dejamos atrás el carreta.
Por suerte, el sonido del ruido nos fue acercando poco a poco a él, pero a la misma vez que íbamos avanzando veíamos como una tormenta se acercaba cada vez más a nosotros, así que aumentamos el ritmo de nuestro caminar.
Poco a poco sentía como mas el agudo dolor en el costado, provocado por la daga del guarda, intentaba pensar lo menos posible en el, pero entre en el cansancio y los nervios, no paraba de tocarme en el costado, que aun seguía sangrando.
No quería ver la herida hasta que llegásemos al rio, por no preocupar  a mis amigos, pero sabía que la herida era más profunda de lo que yo me había imaginado en un principio.
Empezamos a meternos entre unos árboles, donde unos pasos más, ya alcanzábamos a ver el rio.
Ahora sí, habíamos escapado definitivamente de aquel campo de esclavos.
Ya casi había anochecido, habíamos estado unas siete horas caminando en busca del rio, y estábamos todos cansado.
Irayde fue la primera en dejar sus cosas junto a un árbol y fue a lavarse la cara y tomar un poco de agua. Todos hicimos lo mismo que ella, dejamos nuestras cosas junto a un árbol y fuimos a tomar un poco de agua, y a lavarnos.
Era cierto, que hacía bastante tiempo que no veíamos agua tan limpia y tan clara, aunque era casi de noche, podías notar y apreciar que esa agua, no era como el agua de los baños.
Me eche un poco de agua en las manos para seguidamente echármela en la cara, subí un poco mi camiseta y empecé a echar agua sobre la herida.
El dolor ya no era tanto como al principio y al parecer dejo de sangrar. Empecé a verter el agua y poco a poco fue desapareciendo la sangre seca que quedaba a los bordes de la herida.
Con la misma camisa empecé a frotar para haber si podía limpiarla mejor, y que no se infectara, pero por desgracia volví a abrir la herida. Volvió a empezar a sangrar, y poco a poco fui mareándome.
Eresh se me quedo mirando la herida, con una cara bastante extraña.
 - eso tiene peor pinta de lo que parecía Rothen – dijo mientas detenía su mirada en la herida - tienes que vendártelo y echarle agua, y descansar un poco.
 - Si, tienes razón será mejor que me eche un poco.
Me levante y me dirigía al árbol donde había dejado las cosas, pero por el camino, sentía como poco a poco perdía fuerzas, no era algo normal, era como si mi vitalidad descendiera rápidamente, hasta que acabe desmallado en el suelo escuchando por detrás a Eresh diciendo mi nombre.

miércoles, 20 de julio de 2011

Capitulo ocho - Sueños y la niña

Sueños y mas sueños, pero ¿Qué significados pueden tener los sueños?
Esa noche no pude dormir bien, no solo por que posiblemente fuera la ultima noche que iba a pasar allí, si no porque no encontraba el significa a mis sueños.
Cada noche, desde que llegue al campo de prisioneros, siempre tenía el mismo sueño, y si no era el mismo, era realmente parecido al anterior, y el anterior más parecido al anterior.
Pero no comprendo que podría significar.
Siempre antes de dormir, pensaba si iba a soñar otra vez lo mismo, pero creo que uno mismo no es capaz de modificar lo que sueña, si fuera así, nadie querría despertarse.
Y justo en ese momento, tumbado en mi cama, me detuve a pensar sobre el sueño, paso a paso, para ver si era capaz de captar algún haz que me hiciera poder saber más, para así, comprender mejor.
Todo comenzaba así.

<<En el escenario del sueño, al principio no había nada, solo unas colinas de fresca hierba verde, donde plácidamente jugaban un par de niños, detrás de aquellas colinas, un pueblo, no sabía cuál era, ya que nunca había salido de mi pueblo. En el sueño podía caminar, pero nadie podía verme, tocarme o escucharme.
Al escuchar los ruidos procedentes de la ciudad, me acercaba a ella, para poder ver que había en ella.
Cruce la colina hasta un punto en el cual podía ver la gente que entraba y salía de la cuidad.
Una gran cantidad de personas salían y entraban de la ciudad cargados con grandes paquetes, provisiones de comida y otros recursos.
Entonces empecé a observar a aquellas personas mientras ellas pasaban a mi lado.
Un hombre de avanzada edad llevaba consigo a su siniestra una animal de carga con las alforjas a cada costado de ella. El hombre a pesar de que se le veía que tenía en muy mal estado la pierna y que apenas podía caminar, iba con una sonrisa que inspiraba felicidad, y a la vez iba tarareando una canción que yo nunca había escuchado antes y que nunca había conseguido recordar, ya que solo escuchaba el ritmo de la música, pero no le prestaba atención a ella.
 Entre ellos también  había una mujer, que cargaba en su espalda con un gran saco de comida, y en las manos llevaba unos cubos que nunca alcance ver que llevaba dentro.
Al lado de la mujer, iba una niña pequeña, de no más de siete años.
La niña corría de un lado a otro, sin parar, se acercaba a una persona, y le hacía bromas o le sonreía con una bellísima sonrisa.
Cuando veía a la chica el sueño parecía hacerse eterno y deseaba que nunca se acabase, y querría quedarme allí para poder ver la alegría de la chica.
Pero, la vida de esas personas seguían, y yo, sin mi voluntad era arrastrado hacia la ciudad y a entrar en ella.
Justo cuando pase por al lado de la chica, ella vino hacia mí corriendo, pero al ver que venía corriendo no me dio tiempo a quitarme antes de que ella se chocase con migo y se hiciera daño, pero su cuerpo anti material atravesaba mi cuerpo anti material, a la vez que ella pasaba a través de mí, me contagiaba su alegría y su forma de ser y de ver la vida.
Esa era la parte del sueño, que más me gustaba, o por lo menos hasta ahora.
Mi cuerpo ahora se dirigía rumbo al pueblo, mientras llegaba a el miraba y veía como todo el mundo entraba y salía, y de repente mire hacia el frente cuando me encontré con un muro justo delante de mi cara, y con temor cerré mis brazos para proteger mi cabeza del posible golpe que iba  recibir, pero como ya paso con la niña, mi cuerpo inmaterial paso a través del muro.
Ahora,  después de haber atravesado el muro me encontraba en medio de la plaza mercante.
En ella una explosión de olores y diferentes fragancias llenaban mis pulmones y mi cerebro llegaba al punto que dejaba de reconocer fragancias, pero de todas las ellas, la que mas predominaba entre ellas era la de la salvia dininum, una planta escasa, pero que se contaban grandes maravillas de ellas, grandes capacidades que tenían sus hojas, que se usaban sobre todo para curar enfermedades infecciosas que a veces podían resultar ser mortales.
Todos parecían ser felices y los unos a los otros se sonreían entre sí, dándose las gracias por la compra o la venta de sus productor, todo parecía estar en orden allí, así que por ello, mi cuerpo siguió desplazándose fuera del pueblo, atravesando el pueblo al completo y llegando hasta un lugar que no se veía desde la entrada del pueblo. Allí estaba un modesto pero impresionante templum, lugar donde se guardaban los objetos sagrados y donde se daba culto a Dios.
Allí las personas se reunían y hablaban, de cómo les iba la vida, en el trabajo, con su pareja de todo.
Llegue a escuchar varias conversaciones que tenían allí entre ellos, y se veía que en aquellas personas se podía confiar.
Todo parecía estar bien en aquel pueblo, pero como yo ya conocía como seguía mi sueño, sabía que no sería así por mucho tiempo.
De repente el tiempo empezó a pasar rápido, como si yo estuviera metido dentro de una burbuja donde hacia que fuera el tiempo corriera a una velocidad abismal y mi cuerpo empezo a elevarse a una altura donde podía observar todo el pueblo.
En ese momento no sabía qué hacer, solo mirar como todo pasaba y como las personas iban de un lado a otro sin parar, hasta que todo se paro.
No sabía por qué se había por qué el tiempo se paró de repente y volvió todo a la normalidad, pero, lo que estaba por venir, no tenía pinta de ser nada bueno.
Mi burbuja, o en lo que estaba metido que me había subido tan alto, empezó a bajarme y a dejarme justo en la plaza del pueblo.
A partir de este momento recuerdo que ya si podía moverme y desplazarme a mi antojo, pero justo en ese momento no estaba pensado en eso.
Las personas que estaban allí corrían de manera loca de un lado a otro, gritando y chillando cosas en un idioma que no entendía, pero tampoco había que ser muy inteligente para saber que algo malo estaba pasando.
Empecé a pensar en las cosas que podían haber sucedido y cuál era el motivo de que aquellas personas corrían.
Miraba constantemente de izquierda a derecha intentando saber el por qué, pero seguía sin comprender nada.
Sin más dilación, comencé  a caminar hacia la derecha, dirigiéndome hacia un arco que se formaba entre una calle muy estrecha con dos casas o muy altas.
Una gran muchedumbre corría hacia mí, pero como yo ya sabia eso no me impidio seguir de frente sin recibir golpe alguno.
Continúe firme con mi paso, pero algo confuso y con miedo, supongo que era porque al atravesar a aquellas personas ellas me transmitían a mi sus sentimientos y emociones, pero creo que ya era consciente de ello, porque no me detuve en ningún momento.
Justo cuando llegue al arco, dejo de venir gente, y me temí lo peor, sabía que girando la calle a la izquierda estaría situado el temor del cual todos huían.
Me situé cerca de la pared para poder mirar solo con girar el cuello, aunque ahora que lo pienso es una tontería, ya que no podría sufrir daño alguno.
Justo cuando iba a alcanzar a ver, una espada me atravesó la cabeza, y sentí una gran punzada de dolor, pero tan rápido como la espada entro en mi cabeza, salió de ella, y el dolo se mitigo.
Ahora ya si sabia cual era el miedo de ellos.
Al ver a todo aquellos hombres corriendo detrás de esas gentes, para posiblemente matarlos, o hacerlos esclavos, como me habían hecho a mi poco tiempo atrás.
Observe detenidamente como iban vestidos aquellos hombres, con botas altas de cuero y reforzadas, unos pantalones normales, pero lo sorprendente estaba situado en un torso.
Llevaban una pequeña armadura que les cubría parte del pecho, hombros, y brazos, en el brazo derecho llevaban la espada y en el izquierdo, dependía de la persona, algunos llegaban otra espada o otros llevaban un pequeño escudo de madera.
El escudo de armas que llevaban grabado en la armadura del  pecho, no me era nada familiar, nunca la había visto antes, y tampoco sabía cuál era su significado.
El escudo tenía grabado una espada colocada de forma que la empuñadura apuntaba hacia abajo y el sable apuntando hacia arriba, rodeada con varias flores negras y el fondo de color blanco.
Estos hombres empezaron a correr, persiguiendo a los cuidados que huían con temor y miedo, menos uno de ellos que se separo del grupo, y se dirigió rumbo a una pequeña calle, aun más pequeña que la en que nos encontrábamos.
A paso lento, firme y seguro, entro en la primera puerta situada a la izquierda de la calle.
En ese momento nos sabia que hacer, así que me puse a seguir a aquel hombre dentro de esa casa. Según entraba en la calle el suelo, estropeado, te hacia mirar a él para no caer en el intento de caminar sobre el.
Entre en la casa pero el hombre ya no estaba allí, me quede observando la decoración de la casa, una decoración simple pero bonita, con varios muebles de madera situados tanto a izquierda como derecha, y en el centro una mesa cubierta con una manta para hacer frente al frio invernal.
Al lado de la mesa había situada una silla, una de estas sillas que cuando te sientas te puedes balancear con pequeños movimientos.
En las paredes había varios cuadros pintados con pintura mezclada con avena, según parecía por su relieve.
En una esquina había apoyado un pequeño espejo, por curiosidad me acerque a él, para ver si podía ver mi rostro plasmado en aquel espejo.
Me sorprendí grandemente al ver que en aquel espejo si me veía reflejado, pero no como yo me recordaba, pero si recordaba quien veía reflejado.
Era yo mismo, pero con unos diez años menos, debería tener unos ocho años.
Observe mis vestimentas que por el tacto que daban eran de lana y tenían un tono marrón y negro.
Me fije, pues, en mi pelo, hacía años que no me dejaba aquel tipo de peinado, un peinado que en mi pueblo lo llamaban cazón… no por nada, sino porque parecía que te habían puesto una cacerola en la cabeza y te lo habían recortado con tal forma.
Sorprendido por verme de tal forma en el espejo, decidí observar que más había en aquella sala. En uno de los muebles había una pequeña muñeca de trapo, con ojos de botones y boca de hilo.
Conocía muy bien este tipo de muñecas, yo solía hacerlas para las hijas que tenían mis vecinos, y se las solía regalar al cumplir primaveras.
Fui a acercarme a la muñeca, para cogerla, pero al oír un ruido procedente de la parte de arriba, deje de prestar atención a la muñeca y busque las escaleras para dirigirme rumbo a la planta superior.
Las escaleras estaban situadas detrás de aquel pequeño salón, unas escaleras que parecían poder subirse sin ningún problema y se veía como seguían su rumbo y se terminaban al girar a la de derecha de ellas.
Empecé a subir poco a poco, intentando no traspasar las escaleras, por que no podría subir.
Justo cuando estaba por la mitad de la escalera, el hombre apareció por la esquina donde torcía la escalera, y bajo a toda prisa para dirigirse rumbo otra vez a la calle.
Intente apartarme cuanto antes, pero no me dio tiempo, ya que justo cuando gire mi cuerpo sentí como el hombre me atravesaba y pasaba enfrente de mis ojos.
Como ya me había pasado en otras ocasiones, sentí como un temor, pero no un temor por su parte, un temor por parte mía. Los sentimientos que sentí por parte del hombre fueron,… la verdad no sé como describirlos, se podrían llamar, crueldad, anti-humano, sin sentimientos…
El temor que yo sentía era tan profundo que en cuando pude corrí rumbo arriba, subí las escaleras lo más rápido que pude, y gire a la puerta de la izquierda, porque era la que tenía más cerca en ese momento, pero al ver lo que había dentro, supe que me había equivocado de habitación, allí arriba tendría que haber algo más que me hubiera podido haber producido tal sentimiento.
Con temor salí de la habitación y me dirigí a la que estaba situada a la derecha, la puerta está un poco cerrada, la abrí poco a poco, y allí encontré el temor al que yo temía.
Allí yaciente en el suelo se encontraba el cuerpo de una mujer mayor, de unos cuarenta y tantos años, muerta.
Había sangre por todo el suelo, y se veía claramente como la mujer tenía una herida que le atravesaba el cuello, y luego seguía a través de este.
La cabeza de la mujer colgaba de su cuerpo, la sangre le caía tanto por la boca y por los oídos.
De pronto escuche un ruido detrás de mí.
En la otra habitación donde había estado antes, se estaba abriendo la puerta de un armario de madera.
La puerta se habría poco a poco, y de vez en cuando se cerrada. Me acerque para comprobar que era aquel extraño suceso. Al acercarme más vi a una niña agarrada a una muñeca de trapo un poco más pequeña que ella. La pequeña no tendría más de siete años.
Estaba llorando con los ojos cerrados, y agarrando fuertemente a su muñeca.
Realmente sentía mucha lástima por aquella niña, suponía que ya había visto a la mujer de la otra habitación, que debería ser su madre.
Sin pensármelo dos veces, atravesé la madera del mueble, para poder abrazar a la pequeña niña, no sabía por qué lo hacía pero suponía que quizás ella se pudiera sentir mejor.
Apoye mis brazos en sus hombros y la rodee con ellos.
Sentí como a la misma vez que ella sentía miedo, ese miedo desaparecía de ella y se transformaba en tranquilidad y serenidad.
Al notar que ella se encontraba mejor decidí soltarla, pero a la misma vez que la soltaba me fije en sus ojos y como sus ojos se fijaban en los míos, suponía que no me miraba a mí, si no al vacio, pero según me movía hacia atrás sus ojos seguían a los míos. No pude evitar fijarme en el precioso color marrón que tenían sus ojos, ni como en ellos se habían tornado los sentimiento de miedo a tranquilidad, aunque también se veía un poco de gratitud en ellos.
Justo cuando termine de apárteme, me quede mirándole los ojos, por un momento, el sueño se hizo eterno, realmente no sabia si me miraba o no, pero lo que si sabia es que ella sabia que yo estaba alli. >>

Todo terminaba ahí, no sabía que podría significar todo aquello, o quizás simplemente fuera un producto de la casualidad o de las pruebas de dolor que había sufrido hasta ese momento.
Pero por ahora, debería despertar a Eresh, ya era la hora de irse de allí, y que el tiempo decida.


------------------------------------------------------------------------------------------------------


PD:si hay alguna palabra rara, avisadme 
Corregi la gran mayoria de los errores si ven otro avisenme gracias!