Empecé a
despertar poco a poco, oía voces de fondo, voces de eco, pero no tenia aun las
fuerzas necesarias como para incorporarme, o simplemente abrir los parpados. En
ese instante no sería capaz de deciros en el lugar que me hallaba exactamente,
pero por el suelo rocoso, la poca luz que podía pasar a través de mis ojos
cerrados y la brisa inexistente en el aire, podría deciros que estaba dentro de
una cueva, posiblemente cerca de las montañas.
Las voces
que oía de fondo eran difícil de entender, aunque realmente no estaba muy
atento a que decían, ya tenía demasiado dolor tanto en el cuerpo como en la
cabeza como para saber que decían.
Intente
dejar mi mente y mi cuerpo en un estado de relajación, para poder de alguna
forma reincorporarme y ver el lugar donde me hallaba.
Mientras
intentaba incorporarme, vi, con gran dificultad, que era cierto donde yo
suponía que estaba, en una cueva, y a la entrada, por donde varios rayos de luz
entraban y me hacían daño en los ojos, vi como estaban sentados Eresh, Irayde y Lavfy.
Obviamente
estaba intrigado por saber cómo había llegado hasta allí, y que había pasado
con mi herida, que un sentía dolor en ella, aunque no sangraba. Levante
ligeramente mi camiseta para poder ver como estaba, pero no me relajo mucho, porque
no pude ver nada entre tanta sangre seca y en mal estado. Debía de lavarla
rápidamente.
No había
mejor forma de saber cómo había llegado hasta allí, asi que la mejor forma era
que ellos me contaran que hacías allí.
-Rothen, ¿Te encuentras mejor? – Dijo Eresh,
levantado un poco la cabeza, era el único que estaba en posición de verme sin
tener que moverse.
-¿Cómo crees que va a estar bien? – Irayde tenía
razón, no estaba bien, sobre todo después de una caída como la que había
tenido, en un principio todos pensaron que la caída fue provocada por el dolor,
o deshidratación, pero más adelante descubrimos la realidad de esa caída, pero
ahora no es el momento de hablar de ello.
-¿Como esta tu herida? Lavfy te curo, -
Comento Eresh
-Bueno, creo que esta mejor, - comencé a
contarles mientras caminaba hacia el lado de Eresh-
Pero creo
que debería ir a limpiarla, por si acaso.
- Como quieras, el rio esta aquí al lado,
vamos. – Dijo eres mientras se levantaba.
Todos se
levantaron y fuimos dirección al rio, vi como Lavfy sacaba de su saco un trozo
de tela y jabón, que me dio poco después para poder limpiar mi herida. Mientras
nos dirigíais al rio, que no estaba muy lejos de la cueva, me di cuenta que
tanto Lavfy, como Eresh habían lavado sus ropas, Irayde, en cambio no, aun no tenía
sangre que le cubría gran parte de la camiseta, cuando fui a preguntar cómo estaba justo llegamos al rio.
Me agache
junto a la orilla y frote el jabón con el trozo de tela, y levantando mí
camiseta frote con demasiada fuerza mi herida, que volvió a sangrar, pero no de
manera tan exagerada como la última vez.
El escozor y
el dolor no eran tantos como la alegría que me entro al ver que la herida
sanaba rápidamente, ya no era tan contundente como cuando la vi por última vez.
Después
limpie el jabón, y la tela, le di el jabón a Lavfy y me guarde la tela para mi,
poniéndola contra la herida para que dejara de sangrar.
Nos sentamos
todos, junto a aquel rio, contemplando como el curso del rio avanzaba. Hasta
ahora, no me había dando cuenta de aquel raro silencio, y vi como Irayde lo
contemplaba, como veía el silencio de la naturaleza. Le follaje de las hojas
rozas unas con otras, el cantar de varios pájaros y la tranquilidad del agua
del rio correr empujado con una fuerza invisible.
Allí
sentados, empezamos a relajarnos y nos
tumbamos a descansar.
Le pregunte
a Irayde como habíamos llegado hasta allí, y me conto de forma resumida y corta
como me habían llevado y como habían encontrado la cueva, pero años después de
eso, Irayde me conto más detalladamente como ocurrió.
“Por fin – Pensó
Irayde – Por fin vuelvo a ser libre, pero – Tocándose el costado, donde
anteriormente durante su caída del carro, y con des fortuna cayó sobre una roca
un poco puntiaguda, clavándosela en la zona del costado – Sera mejor que no
diga nada, ya dejo de sangrar hace tiempo, no quiero preocuparles, es cosa mía”
- Lavfy, Irayde, deberíamos irnos, subamos un
poco más arriba, tengo entendido que allí arriba está repleto de cuevas.
- Bueno,…- dijo Irayde levantándose poco a poco
con cuidado – pero tienes que llevar a Rothen, ¿podrás?
- Si, mayores tonterías hemos hecho los dos
antes.
Ahora, me
arrepiento, no sabéis como, de haberme desmayado, pues, como me conto Eresh,
después de haber hecho el comentario, Irayde puso tal cara de repugnancia y de
mal pensada, que Eresh aun sigue contándome lo mucho que se rio en aquel día.
“Irayde es una mal pensada” Solíamos decir
Eresh y yo.
Eres se
levanto, y pidió a ayuda a Lavfy y a Irayde para poder subir mi cuerpo a su
espalda. Tras varios intentos desafortunados, lo consiguieron, y los tres
caminaron juntos rio arriba (con la orilla a la izquierda.)
Junto a la orilla
del rio había un sendero antiguamente usado para el transporte de mercancías a través
de las montañas.
Eso a un
lado del rio, al otro lado una inmensa masa de bosque en el que no se podía ver
nada en absoluto.
Durante gran
parte del camino, Eresh estuvo hablando intensamente con Lavfy. Según me conto
Irayde ella iba detrás, viendo como discutían, pero no se oía muy bien cuál era
el tema de la discusión. Tiempo después pregunte varias veces a Eresh sobre el
tema del cual estaban discutiendo, para así, poder explicaros de que hablaban,
pero él nunca me conto nada, siempre que sacaba el tema, el rehuía para no
hablar sobre ello.
Hasta que al
final llegaron a una pequeña cascada, la cual era imposible de superar o
escalarla, así que tuvieron que dar varios rodeos para poder llegar arriba y
seguir el camino.
Bajaron unos
treinta pasos por el camino que habían seguido, para poder cruzar el rio por
una zona que parecía menos profunda.
Una vez que
habían cruzado el rio, se dieron cuenta que ya había anochecido y que no se
habían dado cuenta que la noche se les había caído encima. Por culpa de la
maleza del bosque, que no dejaba entrar demasiada luz.
El día había
sido muy largo, quizás demasiado largo, era hora de descansar.
Vieron una
pequeña cueva bastante bien escondida como para poder pasar allí la noche y
poder descansar y dormir, por fin, en libertad.
En seguida,
tanto Lavfy como Irayde se quedaron dormidas, Eresh, en cambio se quedo
vigilando gran parte de la noche.
El me cuenta
que esa noche yo me desperté varias veces, que incluso mantuve una conversación
con él, pero sinceramente, no me acuerdo.
Esto fue
todo lo que Irayde me quiso contar, nada más, aunque sabía que algo mas tendría
que haber.”
Poco después
de haber bajado al rio, y volver a la cueva, estábamos preparados para salir
otra vez de viaje, la verdad es que no sabíamos a donde podríamos ir, aunque en
ese momento nuestro objetivo era cruzar las montañas y llegar a los reinos del
este, donde posiblemente encontraríamos refugio en algún pueblo humilde, si es
que aun quedaba alguno.
Atravesar
las montañas no era tarea fácil, sobre todo, si queríamos hacerlo rápidamente y
intentando correr el menor riesgo posible.
El camino
que habíamos decidido coger días atrás era el que los mercaderes usaban siglos atrás,
obviamente desde que vieron que era más rápido y más económico realizar el
transporte vía marítima, dejaron de usar esa ruta.
Pero aun así
se seguía usando, varios viajeros de clases más bajas que no podían costarse el
viaje en barco o que simplemente no les gustaba viajar en barco.
Otro de
nuestro objetivos una vez cruzadas las montañas era buscar ropas, e intentar no
parecer que éramos de los reinos de oeste, el conflicto que siempre hubo entre
los dos reinos, y el odio que se tenían el uno al otro, siglos atrás, podía causarnos
problemas.
Pero no era
el momento de pensar en el mañana, si no seguir con vida hoy.
Recogimos
todos nuestros objetos, que no era muchos, varias mantas, sacos, y varias
ropas.
Salimos a la
luz del alba, intentaríamos llegar en cuatro días como mucho. Sabíamos que una
vez adentrados en la montaña, el agua y la comida seria escasa, así que intentaríamos
cruzar a la mayor prisa las montañas.
El día amaneció
con lluvia, una lluvia muy intensa típica de la zona. Pero no podíamos seguir allí
más tiempo, así que salimos. Buscamos varias horas en la ruta de los
mercaderes, pero la encontramos fácilmente a pesar del tiempo que paso.
Una vez en
la ruta toda fue caminar, caminar y no parar. Solo parábamos cada seis o siete
horas para descansar otra hora y continuábamos.
Caminamos así
durante casi dos días, hasta que llegar el tercero decidimos descansar en una
cueva que encontramos por el camino.
A pesar de
la lluvia, el hambre y el cansancio, no habíamos decaído del todo, aun había algo
dentro de nosotros que nos impulsaba a seguir.
Aquella
noche, bajo la intensa lluvia que no ceso durante los tres días, Eresh monto la
primera guardia, y yo la segunda. La verdad que no habría hecho falta hacer
guardia, pero por seguridad decidimos hacerla.
El siguiente
día amaneció hermoso, la luz del sol golpeaba contra la montaña, traspasando
las nubes que se ponían a su paso, dejando un todo de luz anaranjado, y un
calor que poco a poco nos fue secando nuestras ropas.
Una vez
todos despiertos seguimos con el viaje, ya si a la luz del sol del medio día.
El camino
era casi todo bajada, aunque aun veíamos delante de nosotros otra montaña, y
nuestra pregunta era, que una vez atravesada esa montaña que veríamos, ¿otra
montaña?
Terminamos
de bajar la montaña, cuando empezamos a subir la siguiente, cuando anocheció, y
una niebla intensa se adentro esa noche como si nos abrazara.
El camino no
tenia perdida, puesto que ya estaba bien preparado para que en casi de niebla pudiéramos
seguirlo, sin ningún problema.
Antiguamente
colocaban a cada lado del camino, pequeños grupos de piedras, cada ciertos
metros, para que pudieran así seguir el camino.
Tuvimos que bajar
la intensidad a la hora de caminar, pero no nos perdimos.
Ya una vez,
llegado arriba de la montaña, el paisaje era impresionante, el sol ya salía y
empujaba a la noche para que se fuera, y un manto de nubes cubría todo como si las
montañas aun seguirán durmiendo. No pudimos no pararnos a ver aquello, era increíble.
Comenzamos a
bajar, cuando por fin vimos una salida a aquellas montañas, el paisaje solo era
una llanura, pero que significaba que ya habíamos llegado. Ya nos quedaba menos
para poder salir de allí. Desde allí arriba pudimos ver un pequeño pueblo, pero
lo suficientemente grande como para poder encontrar algo de comida y agua.
Situamos a
aquel pueblo como nuestro próximo objetivo.
Y sin más
pensarlo, bajamos, lo más rápido que nuestras fuerzas nos dejaban ir, y dirigirnos
a aquel pueblo en busca de algo, algo que no sabíamos que era, aun.